07 abril, 2012

Donna Leon o la reiteración

MBO y yo nos casamos en 1992. Desde ese año, con las contadas excepciones de los Viajes por el Mundo (vean Vdes. anteriores entregas de Vladivostok por estas fechas), hemos pasado las Semanas Santas en Sevilla. Este año, como consecuencia de la operación de MBO (que ha devenido campeona de diversas modalidades deportivas en estos últimos tiempos y, simultáneamente, se ha organizado una lesión severa del tendón de Aquiles necesitada de intervención quirúrgica) nos hemos quedado en casa. 

Estos días de Semanas Santa 2012, pues, son tiempos de lectura. Entre otras cosas, Donna LEON, La palabra se hizo carne . A pesar de lo que me gustaba, esta señora ha agotado el manantial: sus novelas son ya todas iguales; como buena yanqui, ha creado un modelo -que supongo que se vende de maravilla en su país- consistente en escritora expat americana con muy mala leche y un tanto euroscéptica, que escribe acerca de un comisario-tipo italiano: gastrónomo, moderadamente hedonista, esposo amante de bella italiana hija de rico, todo ello sobre el fondo  ideal-ideal de Venezia, y sobre el menos ideal-ideal fondo de la estratosférica corrupción italiana. El problema es que ya van veintiún novelas casi iguales. El problema es que el esquema es prácticamente el mismo en todas. Muerte en La Venice es cojonuda, me encantó y sorprendió. Varias posteriores me gustaron. Ahora... ya no. Se repite demasiado, y, si bien es cierto que el género tiende a seguir patrones, pues sus protagonistas son recurrentes, cuando una nueva obra no es si no mero cambio de nombres, lugares y fechas sobre el 'modelo'... mal. Una lástima. Ah, ésta va de mataderos que sacrifican animales enfermos y tal. Poco original título, ¿verdad?. Culpa de Seix Barral: en el original es Beastly things.

 Pueden Vdes. aplicar los dieciocho eurazos y medio a mejores fines, diría yo.

1 comentario:

marqués dijo...

Ya tuvo V. paciencia con la Sra. Leon. A mi pasó algo parecido con John Connolly de gustarme bastante en alguna novela se ha convertido en un escritor de aeropuertos -y no de los buenos-. Sólo los grandes saben mantener bien una buena serie: Cornwell, O'Brian, Fraser y aún así no todos son igual de buenos. Quizá después de leer ya no somos el lector que fuimos.
Salu2.
Btw: Le pegan Vs. bien a los tambores por ZAZ.