10 octubre, 2007

Del seis al diez

En fin... las carcajadas mefistofélicas que cerraban mi anterior entrada estaban perfectamente justificadas: tras de una salida "à la Alonso", en que rebasé a cuatro competidores (mi manga de clasificación había sido dedicada a explorar un circuito desconocido, más que a puntuar, de modo que iniciaba desde muy atrás) iba yo bastante tranquilo y bien: superé a algún otro (más por trompo ajeno que por propia habilidad). Hasta que llegó la arcada.

Es esta una gran putada: dos de las cosas que más gustan a Hans son esquiar y conducir karts. En ambas, de vez en cuando, Hans se pone malísimo. A morir.

Y ello fue: en la salida de una curva de 270º que rematé con elegantísimo contravolante (siempre fuí más de Berger que de Senna), noté la náusea. No la sartriana, no (en ese momento estaba exultante, autoconfiado a fondo, pleno de optimismo y de amor por la tracción trasera), si no la más fisiológica del tipo "como no me quite el casco en cinco segundos la cosa va a ser MUY desagradable"

Abrí la visera y traté de alcanzar una recta para tirarme a la derecha, soltar el barbuquejo, arrancarme el casco y vomitar poderosamente (la primera de ocho o diez veces). Y ahí acabó todo, claro: muy triste, la decadencia física de un gran piloto y blablabla.

Bueno: después de eso, que fue el 29 de septiembre, una semana digamos excesivamente otoñal; la sensación del hámster en el molinillo que vengo teniendo se prolonga hasta hoy (con el remate de las Fiestas del Pilar que luego, tal vez, comente), incrementándose día tras día. El clima fluctúa de tempestuoso a otoñal veintigradil. UPMM ha llamado y contado que es feliz. UPFM es UN problema. Y UPFm otro. Y no tengo, no tenemos, ni puta idea de cómo coño darles solución.

Y como esto se está convirtiendo en un Querido Diario (sin candadito), cosa que me incomoda sobremanera, no puedo dejar de contarles lo bueno que estaba el Tondonia Gran Reserva 1985 que nos pimplamos el sábado, cinco (para ir amortiguando los efectos nefastos de Los Pilares). Muy reseñable mi impar destreza al descorcharlo de un solo golpe sin encorches indignos, con su previo deslacrado y todo. O el Urbezo Reserva 10º Aniversario 2000. El primero quizás sea más difícil de conseguir, pero éste último no. En fin, a lo que iba: el sentido exacto del término antítesis se comprende probando primero uno y luego el otro. lo de Nessun Dorma de fondo es opcional, pero claramente mejorante. Rioja es un paradigma... grato, naturalmente: valores seguros, siempre deliciosos. Esos son los vinos de QuietaLeona (y los míos, naturalmente). Cariñena es una verdad objetiva ya con gran futuro, a pesar de la cantidad de incompetentes que no se enteran de nada. Háganse Vdes. con una botella de ese Urbezo, y cuéntenmelo, ssabiendo anticipadamente que tendrán Vdes. el regaliz propio de los vinos de estos tiempos, la -a mi gusto- falta de madera... y una elaboración impecable, honesta, dignísima, que merece más atención que la residual de los críticos a quienes se les llena la boca, hablando de vinos de Aragón, centrándose en Somontanos infames y carísimos.

Más cosas que contar. Estamos, una vez más, de Fiestas Locales en Zaragotham: sufrimos los embates de estas fiestas tan populares y tan ¿nuestras?. Única ventaja: los conciertos. Tocaron, el pasado domingo, Los Secretos y Nacha Pop. Mis lectores habituales saben de mi devoción por ambas bandas, y, creo, de mi presencia en todos los conciertos que han dado en Zaragotham. Ví el último concierto de Enrique -con Los Problemas- antes de morir. Esto no sé si es histórico, la verdad: quizá le viese más tarde en el Oasis, con Los Secretos, pero de algún modo lo tengo grabado junto con el disgusto de que en Sevilla un yonki me arrancase el cargador de cedés del coche llevándose un disco de Los Secretos al fin de semana siguiente de morir Enrique. Vi, decía, a Los Secretos y a Nacha Pop el pasado domingo. MBO se fue al concierto de Melendi (¿?) de manera que lloré en soledad con Chica de Ayer (sobre todo) y con María. Antonio lleva diez años muriéndose, y previamente llevaba diez años viendo a ver si se jodía suficientemente la salud a tal efecto. Siento infinito que un hombre tan brillante se haya escachado así. En honor a la verdad, tocó con dignidad (aunque con la cabeza sobre el mástil, timidez como siempre y desconfianza en sus digitaciones) y cantó con solvencia, y yo me reconcilié con Nacho García Vega, que purga con su afecto paseando a Antonio por España de Gira tantos desafueros funkys. Bueno, lo purga con eso y con la 381 con cuyo empleo digno se me ganó moralmente, no puedo negarlo. Los Secretos lo hicieron cojonudo, como siempre.

Anoche martes, 9, y siguiendo la ronda de conciertos, nos fuimos a ver Rod Stewart. La crítica del concierto, aquí. Las sensaciones de los asistentes (todos: mucha vibración): la puta bomba, de verdad. Lo que no dice la crítica que transcribo es que el coro de tres negritas era de lo mejor: tres mujeres de verdad con las curvas de las mujeres de verdad: la antítesis de la estulticia anoréxica. Y qué voces; tampoco dice que la saxofonista (técnicamente impresionante) era mujer, como la joven que tocaba la mandolina y el violín o la usuaria de la steel guitar. Muy buenas músicos todas. Un batería sensacional junto con un percusionista de altísimo voltaje, más un teclas de primera categoría y dos potentísimos guitarristas -excelso el solista, con una Strato igualita que la mía, btw- acompañaron a un tipo que se lo currró a modo y se hizo casi treinta temas conforme Dios manda. Un grandísimo concierto en que el Pabellón Príncipe Felipe, habitualmente una mierda insonorizable, sonó de coña gracias al esfuerzo de técnicos y equipo de alto nivel. Vamos, que muy bien. A pesar de que, después de pimplarnos tres litritos de cervezuela entre MBO y yo, esta mañana el despertar haya sido un poquito duro.

Abrazos a todos. Otro día hablo de lecturas ;-D. Entretanto, trataré de sobrevivir a la Carpa del Ternasco que me han instalado debajo de casa en sustitución de la Carpa de La Revista. Ahora disfruto de molestia tanto auditiva como olfativa asegurada full time: vamos mejorando. Snif.