29 julio, 2007

Neo-naïf, Capote, la Stasi. Wow-Hey!

Vaya por delante: a pesar de la abundancia de cosas que tengo por leer, me he quedado atascado en un tocho veraniego que acabaré como sea, por Tutatis. El artefacto editorial se llama London, y el perpetrante es un tal Rutherfurd, Edward RUTHERFURD, que no fue capaz de contar la historia de la referida ciudad en menos de 1455 páginas (en edición de bolsillo), el muy cabrón. Así que ahí estamos. Y mira que tengo cosas apetecibles a tiro: Middlesex, recomendado por varios de mis atentos lectores (véase la entrada anterior); las Memorias de un soldado de GUDERIAN, libro que acomodará grandemente a herr Carpzovius (que voy leyendo a trocitos, eso sí, por desempalagar del coñazo londinense); un nuevo Sharpe, la Historia de Inglaterra de MAUROIS; un ensayo sobre las responsabilidades de la Wehrmacht en el Holocausto... y mil cosas más. Vaya pena, una sola vida y tantas cosas que hacer y que leer, y que escuchar.

MBO ha descubierto la virtualidad de la Mula, que, como sabéis, no me es en términos generales artefacto grato. no por nada: cada cual que haga lo que quiera, partiendo de la base de que los de la SGAE sólo merecen eso que digo yo cada tanto (palabrita de tres letras que empieza por 'g' y acaba por 's'), pero me sigue dando un cierto palo. MBO, que es más sensata que yo, se ha aferrado a la Nueva Religión del intercambio P2P, y tiene al pecé echando humo, bajando -sobre todo- 'flins' y algunos temas. De momento, tenemos The Quiet Man en versión original, así que maravillosamente. Qué grande es el cine (y John Wayne, btw).

Y de eso quería yo hablar hoy, que hace mucho que no se habla de cine en Vladivostok. La ausencia de la progenie ha dado lugar a que MBO y yo tengamos espacio-tiempo suficiente y vayamos al cine, que es algo que nos gusta mucho y hacemos poco. Tres cosas, tres: Odette, Historia de un crimen (Infamous) y La vida de los otros. Tres hijos deslocalizados, tres: UPMM se encuentra en Sevilla; UPFM, en Huelva; UPFm, en el monte montaraz. Mentiría si no confesase que les echo de menos, pero entre tanto gozamos de la ventaja de la soledad.

No hay analogía alguna entre las tres películas, debo decir. La yuxtaposición, aquí, obedece exclusivamente a eso: a que hemos podido ir a verlas: la última de ellas, por cierto, como consecuencia del fallecimiento de Ulrich Mühe, que ha llevado a los Cines Renoir a reprogramarla en Zaragotham (debió durar cuatro días en cartelera en su exhibición original).

Las dos primeras películas me traen a la memoria a Jean de BRUNHOFF y a Walter CRONKITE, y no sé si porque, cuando pienso en estos films, aparece que al fin tienen algo en común: el análisis de la relación del autor con su obra; de la implicación de la obra con la vida del autor. BRUNHOFF es un poco germen de una tendencia neo-naïf que se pre-sentó (sic) en Amelie; CRONKITE, los sesenta, la crisis de los misiles, el periodista respetable como antítesis de Truman CAPOTE. Entrambos, modelos respetados en sus respectivos negociados.

Odette no es una súper-película, pero me gustó: ella actúa de fábula, y la banda sonora (Josephine BAKER) está muy bien traida. La cinta se ve cargada por esa desaforada cursilería que sólo un francés (o, ya puestos, un belga) puede lucir sin sonrojo. Pastelosilla en el final-demasiado-feliz. Con todo y con eso, está bien verla, y me ha gustado por la relativización de la divinidad intelectual. Y no deja de ser divertida. Neo-naïf, insisto, y recuérdenlo: fue Hans quien puso la etiqueta en 26/07/07.

Historia de un crimen, es, simplemente, sensacional. Debo decir que no ví Capote en su momento, y no sé por tanto qué tal representaba Philip Seymour HOFFMAN al muy histriónico Truman, pero hay que señalar que el tipo éste, Toby JONES, sería, (y el condicional trae causa de la redundancia que evidenciaría otra estatuilla por motivo tan similar) un Oscar. Vaya por delante, además, que en esta película se ve la mejor actuación de la tendencialmente babosilla Sandra BULLOCK. Lo hace de muerte. Y qué decir de los 'secundarios': Sigourney Weaver, Jeff Daniels, Gwyneth Paltrow o Isabella Rossellini. Con dos. Olé con los presupuestos trillonarios. A partir de aquí va el spoiler en rojo, según la costumbre del lugar.

A sangre fría (In cold blood) es uno de los dos iconos midiseculares debidos a Truman CAPOTE, uno de esos escritores americanos mucho más 'oidos' que 'leidos', al menos en España. Fue publicada el año que nací, 1966. El otro es Breakfast at Tiffany's, iconizado por motivos bien diferentes, debidos en buena medida a Santa Audrey HEPBURN, la chica que nos enseñó que si Paul Warjak podía ser sensible y poco, poquísimo práctico (y mandar a hacer gárgaras su aparentemente confortable situación de gigoló de lujo) y enamorarse como un idiota de persona tan dulcemente quebradiza, nosotros mucho más: o sea, exactamente lo contrario de lo que pretendía CAPOTE. De modo que Blake Edwards ganó por goleada a Capote, y Gáliguei a Goulaili. Y es que Henry Mancini y Moon River son mucho Henry Mancini y mucho Moon River. Y el que diga lo contrario no se ha enterado de nada. Personalmente, seré fiel hasta la muerte a la memoria de Holly cantando la canción con su guitarra y, es más, creo que MBO me lo disculpa.

En fin, a lo que iba: la película cuenta cómo CAPOTE se inventa el género de novela de no ficción (non-fiction novel), a partir del asesinato a sangre fría de una familia entera (cuatro personas) en un pueblín de Kansas, avanzando desde el floreo ambiental de la alta sociedad de Nueva York de mediados de los sesenta (glorioso el tratamiento de la confidencialidad falsamente solicitada por las interfectas), hasta su confrontación, primero, con el ambiente provinciano y pacato de la aldehuela de Kansas, donde podrá lucir su destreza seductora con unos y otras, y con los asesinos, después, con quienes no valdrán sus aleteos: sólo pasar a status:reality le servirá a Truman para entrar (en sus celdas, en su manera de sentir, en su vida, en sus miserias, en su desgraciado existir -sobre todo en el de Perry Smith-), y seguidamente desgarrarse. La cosa culmina cuando les cuelgan. Aunque es una especie de pasaje recurrente en la cinematografía comprometida americana desde hace ya bastantes años, creo que la imagen del ahorcamiento del primero de los asesinos podría exhibirse en los Colegios e Institutos patrios de hoy en día, llenos de gente que considera que la pena de muerte es algo adecuado.

Grande yo al salir y decirle a MBO 'cuánto se parece el actor que hace de Perry al último James Bond'. En fin: que la pelicula es la puta bomba y que hay que verla, y seguidamente comprarse alguna cosa -alguna novela- del biografiado.

Tercer largometraje disfrutado estos días de noviazgo revisitado (por cierto, que la cena de antier en el Aldaba, con un Montecillo Gran Reserva 1994 y con todo lo que al amparo de esa botella se ventiló, por contundente que fuera, fue un valor en sí mismo. Grande MBO) ha sido La vida de los otros. El cine alemán tiene su aquél, o al menos siempre lo ha tenido para mí. Como primera medida, y para confrontarla (sólo desde un punto de vista argumental. Estéticamente la cosa es de otro modo) deberán Vdes. poner entre sus referentes Good-bye, Lenin, que de algún modo es el reverso luminoso de esta película. De esta extraordinaria película. Donde G-B L es jocosa, aquí la cosa es sórdida, triste. A la salida hablábamos MBO y yo acerca del hecho de que el retrato fílmico a toro pasado de toda dictadura tiende a ser gris, muy gris, cosa que, a mi juicio, no coincide con la realidad: la gente tiende a buscar sus ámbitos de felicidad más allá de lo público, y por dura que sea la represión, las personas se ubican en paraisos personales, o, acaso, familiares. Para MBO el retrato que ofrece La vida de los otros es gris porque la RDA (DDR) es gris, y eso no hay Dios que lo resuelva. Y es cierto: Pankow era gris: mucho. Una de las fortunas que he tenido en mi vida es conocer la DDR, Checoslovaquia y Yugoslavia antes de. Spoilearé seguidamente, como siempre en rojo.

La película refiere cómo al Capitán Gerd Wiesler (HGW XX/7), de la Stasi, le es encomendada la vigilancia de un dramaturgo, cuya novia es pretendida por un ministro del Gobierno. La constatación de la manifiesta injusticia de tal hecho y la ignominia que supone convertir al Escudo y la Espada del Socialismo en una alcahueta poderosa, torturadora y cruel, hace que nuestro héroe vaya evolucionando de la más profunda convicción socialista a una demoledora puesta en cuestión de ideales. Gerd salvará al dramaturgo con torpeza en un primer momento -desencadenando, así, la tragedia- y con arrojo y autoexposición después. Hay un remate, un último segundo de la película, que me gusta: 'Es para mí'. Todo el círculo se cierra, y el capitán, hombre honesto, se ve de algún modo recompensado.

La historia no es ni nueva ni original. Lo novedoso es el contexto en que se expone: ni el poder, ni la riqueza ni la belleza que se muestran llegaría a un 5.5 sobre diez en nuestra escala de valoración de magnitudes de semejantes referentes, y estamos hablando de 1984. Es un año que recuerdo, y sé que las cosas, aquí, no eran así: aquí ya había color (y me refiero a las tres cosas). Realmente, me ha encantado que me suministren otra argumentación más para defender la idea de que las memorias históricas recentísimamente pretendidas por gentuza con torticeras voluntades (o familiares de perjudicados que se dejan manipular) no son si no idioteces: dejémonos en paz. Las historias inmediatamente anteriores a 1990 han sido apart(c)adas en Alemania. Es necesario. ¿Para qué coño revolvemos historias de 1936, si no para distraer nuestra atención de cosas realmente importantes?.

De todos modos, lo realmente importante es que la película es fantástica, y su banda sonora tiene, exactamente, el tono de gris rata que hace falta, salvo cuando suena la sonata para un hombre bueno, en cuyo momento es, simplemente, muy inquietante. Muy para poner de manifiesto la excepción, muy para golpearnos con la sensación exacta de miedo que el hombre bueno pasará en entornos de miseria moral.

Id a verlas. Sobre todo la segunda y la tercera, de veras.

18 julio, 2007

Patetismos estéticos (O "Pasa hasta en las mejores familias")

Hace algún tiempo acompañé a MBO a un viajecito de trabajo (suyo) a milán. Son lo que llamo mis 'Viajes-Gigoló': MBO curra y yo me dedico al Dolce far niente llevado a sus últimas consecuencias; en estos viajes, que me han llevado también a París o a Londres, esa actitud DFN incluye visitar museos de aviación o de cosa histórico-militar, tiendas de guitarras eléctricas, estilográficas, y, en el concreto caso de Milano, pasear abundantemente por la ciudad viendo escaparates, Ferraris, almorzar un rissotto exquisito en un lugar ubicado en una azotea preciosa con vista de una skyline imponente sobre los tejados viejos de Milán, discutir amistosamente con el camarero que vió muy mal que el humo del Lancero fuese acompañado de grappa y no de Red Label, y, en fin, comprarme unas corbatas en una tienda de las Galerias Vittorio Emanuelle. Y entre otras, unas preciosa, con gruesas listas azul foncé y dorado. Gran corbata, de las que permiten un nudo rotundo, todo seguridad en uno mismo.

Como gracias a Dios el Universo tiende a reequiibrarse (y a ponerle a uno en su sitio, no sea que se crezca demasiado), es menester dejar aquí constancia asentada de mi plancha cuando el otro día fui por primera vez al Ikea de Zaragoza: si, esa 'loa gualdiazulada de la socialdemocracia de arce claro' que decía el otro día yo en no sé dónde. Pues eso: el espíritu de Olof Palme quiso que ese flanco liberal que tengo se llevase un buen revolcón, enviándome con ese fin a un propio, que, a pesar de mi (impecable) traje gris marengo de raya diplomática, me espetó: "¿Puedo hacerle una sugerencia de mejora?". En ese momento la citada potencia del nudo de la corbata (recuerden: azul y dorada) se fue a la mierda, y recordé eso que dice Natalie Portman en Beautiful Girls: 'Los vendedores no son sexys: son tíos' (uncles). Así que la autoestima estética se me quedó ligeramente tocada. Lo digo por poner las cosas en su sitio.

¿Cosas que han pasado? Bueno: entre otras, dos; primera, la fiesta del sábado catorce por la noche: previsión de cena para veintiocho que acabó recortada a catorce (nadie en Zaragotham), sin perjuicio de lo cual nos lo pasamos bien: Tiger Lily y Páramo hasta las tantas de la mañana. Bien. Entre otras cosas, me llevé una inmensa sorpresa: apareció C., la periodista casada con el Joven Diplomático Yankee a la que referí en la entrada anterior. Es curioso: yo creo que llevábamos como cinco años sin vernos. Notable casualidad. Y segunda: obligado a ir a BCN por unas cuestiones de trabajo, el disfrute de un almuerzo estupendo, agradabilísimo en El Principal con una gran amiga. Nos vimos obligados a bebernos media botella de Marqués de Vargas (el resto se quedó: había que conducir) y me preparó para una tarde de cuatro horas en Notaría con mucho mejor humor.

Por lo demás, debo contar que una gran amiga nos regaló a MBO y a mí en nuestra reciente visita a MAD un libro que me puse a leer anoche y ha conseguido ir a parar a mi portafolios para poder seghuir leyéndolo por la calle mientras voy de aquí para allá por Zaragotham: Al Oeste de Roma, de John FANTE. El otro día se lo contaba a la obsequiante: me parece fantástico que me descubran escritores a los que no conozco en absoluto, y, sobre todo, que el descubrimiento sea tan sensacional. La literatura norteamericana sigue proporcionándome sorpresas, y este tipo (o más bien, el estilo de este tipo; Fante, quiero decir) se enlaza con la parte más sarcástica (que la hay) del mejor Irving del principio, con Cheever y con los narradores yanquies (incluso con los de Novela negra, en cierto sentido). Como siempre, el regocijo con la precisión automovilística (curioso). Dos relatos, uno más jocoso con el fondo cruel de Vietnam (Mi Perro Idiota) y uno que, sin nada delictivo, es absolutamente novela negra: La orgía: me ha recordado al Chester HIMES de Puntas Rosadas, por ejemplo.

Ah, por cierto, sí: la fiesta del sábado noche fue para celebrar que ese día cumplía cuarenta y un años de vellón. Sips. Pero oyes, a las cinco que acabamos. Y ejke estoy hecho un chaval.

04 julio, 2007

Responsabilidad, coño.

Siguiendo con ese tono melancolioso que teñía parcialmente la entrada anterior, y sin perjuicio del bandazo que le daré a ésta seguidamente, viene ahora a mi memoria el piso que ocupaba QL/MBO en MAD a principio de los 90. QL, que ha tenido siempre mucho sentido común, decidió, una vez concluido su máster del universo a mediados de 1990, que se quedaba a trabajar en MAD y que, puestos a hacer semejante cosa, convenía vivir a proximidad de su trabajo. Cosa muy sensata: por cuestiones circunstanciales, su piso de estudiante estaba ubicado en un sitio claramente inadecuado: Calle José Barbastre: busquen, busquen.

Su segundo piso, en pleno Barrio de Salamanca, fue (aparte de un paraíso en la tierra para éste que escribe por obvios motivos de inmediatez con la mujer amada) la bomba: tenía una terraza inmensa sobre los tejados de MAD, y, en razón de ello la base –probablemente- de mi definitivo amor por la Villa y Corte. Hoy la cosa, con eso de cerrar los garitos a las tres, ha palmao bastante. Ir al Penta en 1990 ó 1991 implicaba atravesar un atasco de la hostia en la Glorieta de Bilbao a las 04.00 de la madrugada. Hoy será como pasear por un cementerio, supongo.

Cuando llegó el último atardecer en aquella formidable terraza apenas pude contener las lágrimas. Claro. Entre tanto, habían pasado muchas cosas: mi muy-mejor-amigo D. había estado viviendo en el piso –modernidad sorprendente en los 90, advierto- junto con MBO y junto más gente, siempre –casi- estupenda. Y una de las que más, C.

C. era una periodista completamente aventada a quien le costaba lo indecible levantarse por la mañana (descarao: ése era el motivo de dedicarse a ese negociado). Trabajaba –era muy buena en lo suyo- con alguno de los periodistas de rancio abolengo de la Patria y tal. Lo gracioso fue cuando una noche conoció al joven Diplomático Yankee (JDY). Gran tipo: uno de esos modelos que uno pone para demostrar que los yankees son en muchas ocasiones gente con cultura, buen gusto, formación superior de alto rango, educación ilimitada y criterio a la hora de combinar chaqueta y corbata. C. se enamoró como loca de JDY y contrajo matrimonio con él para irse seguidamente a lejanas tierras.

Y entre esas tierras lejanas –y ahí es donde quería llegar- estaba Yemen. C. es, como queda dicho, la esposa de un diplomático americano. USA es uno de los pocos estados occidentales que tienen legación en Yemen. Como todos habéis visto en las pelis, USA garantiza un blindaje de mil pares de cojones a sus súbditos en cualquier parte del globo. C. ya nos contaba hace casi DIEZ años (ni bombas de atocha ni WTC ni Dios que lo trujo) que por Yemen JAMÁS debe uno ir sólo si es occidental, y MUCHÍSIMO MENOS si, además, es mujer. Se lo habían instruido al llegar y ella lo había comprobado personalmente.

Yo lo siento mucho por estos chicos, pero vuelvo a lo que decía hace algunos días: uno debe asumir las consecuencias de sus actos; uno puede, en legítimo uso de su libertad innegable, decidir que se va a Yemen, pero Yemen no es Benidorm. Eso es así, lo tomas o lo dejas. Si luego te escachan un carro hasta las trancas de bombas y saltas por los aires, has de asumir las consecuencias de tu decisión. Nuestro incapaz gobierno tratará de administrar esto, pero esta vez no debería decir nada: no es asunto suyo, no es su responsabilidad. Espero que no se pongan a hablar de lo de la Alianza de Civilizaciones.

Y, yendo un poco más allá, pienso –y esto va que ni pintiparado ahora que empiezan las vacaciones- en el Monte y las cafradas que hace el personal. La montaña es un asunto serio, demasiado como para que un mamón con zapatillas de tenis, polo de algodón y bermudas (eso sí, kakis y con mucho bolsillo) se ponga a escalar un tres mil del Pirineo a las cinco de la tarde. Luego, cuando el helicóptero de la Guardia Civil y sus tripulantes (gente heróica, no sabéis cuánto) haya de salir a ‘sacarles del marrón’, resultará que un idiota ha puesto en juego la vida de cuatro o cinco valientes, que ganan apenas cuarenta mil duros por ello.

Responsabilidad, coño: que empiecen a explicar qué es eso, y menos coñas con las imbecilidades de la ‘Educación en la Ciudadanía’. Gilipollas.

02 julio, 2007

El módulo de young

(Nota previa: la parte de la primera parte de esta entrada está escrita el día diecisiete de junio. Soit, hace casi medio mes. No tengo remedio, lo sé.)

Esta entrada podría haberse llamado "Socialistas, robo y jurgo", para referirse a mi situación de cabreo cósmico en este momento, pero prefiero dejarle el título que véis, pues prefiero recrearme en el placer de la amena compañía de fin de semana, que de algún modo queda reflejada con él: módulo de Young. La sugerencia procede de Dwalks, por cierto.


[Ex cursus: buscando información acerca de Thomas Young me lo he pasado de miedo: ¿cómo es posible que un tipo, EL MISMO, sea capaz de escribir, encabalgado entre el XVIII y el XIX, sobre asuntos onda/corpúsculo, sobre elasticidad de materiales, sobre el astigmatismo y sobre la Piedra de Rosetta? Definitivamente, los genios decimonónicos eran mucho más genios que los de hoy en día. Qué mala es la superespecialización. Fin del ex cursus.]


El viernes (el día 15: nota introducida el 02/07/07) por la noche salí. El sábado por la noche salimos (a esas horas en que nosotros ya no salimos, por cierto). Vino a Zaragotham una importante representación de la flor y nata de la aristocracia blog (con el permiso de Alex Cooper y sus 'Portadas en el Vogue'), y bebimos gin-tonics aquí, allá y acullá, y hablamos de lo divino y de lo humano, y nos retiramos (MBO y yo) a una hora prudente porque, se quiera o no, 30 no son 40.


Me bebo mientras escribo esto una copa de blanco, ése de la foto, mientras pienso que, efectivamente, no me engañaba yo al encontrar los mejores blogs. Y es que están escritos por la gente mejor. Vale para aquellos de entre los de la columna de la derecha a quienes ya conozco en persona. Y me extrañaría bastante que no fuese así en los demás casos. Me suelo equivocar poco con la gente.
Y bueno, en definitiva: que una vez más gracias al apero blogger o más en general gracias a la cosa de inten-né he conocido gente estupenda. Y algo -muy poco técnico- me hace pensar que un abrazo con alto módulo de Young tiene algo poderosamente afectuoso.


Por lo demás, lo de socialistas y robo es obvio: a lo largo de la segunda mitad del mes de junio he estado trabajando sobre las declaraciones fiscales del ejercicio 2006, y es algo que me pone de tremenda mala hostia (no hablo más de ello, resulta incómodamente recurrente); para rematar, resulta que hoy (Domingo 17, nota del 02/07/07) había incidencias importantes de eso del pelotón y cuando me preparaba para ver algo acorde con mi estado tributario de ánimo(Perros de paja, de Peckinpah: una obra ligera, sosegante, estaréis conmigo) he tenido que retirarme a mis aposentos, desplazado de la atención y los cariños de mi familia por el Sevilla, F.C. Me cago en todo lo que se menea.

El viernes 22 de junio tuvimos una superfiesta en MAD: el cumpleaños del Gran Juan. Estábamos invitados Wendy (aka Tirita), Dwalks-DwGirl, Uma-Pablo, Cranston Snord (el único blogger-sin-blog del Universo), QuietaLeona y yo. Y qué bien nos lo pasemos, y qué fiestón, tan comentado por todas partes. Un lugar entre mágico y siniestro, y muchas copas, y sushi y muchas cosas ricas, y un deejay al que convendría gasear, eso sí, pero vamos, todo bien. Muchas risas y un ambiente excelso, y cuánto les quiero a todos los referenciados, de veras. A pesar de mi odio general por la cosa tributaria estos chicos me hacen confiar en que todavía puedo querer y blablabla. Gran fiesta, insisto, a pesar de haber tenido que volver al día siguiente a toda leche, dado que el día 24 teníamos en Formigal la Gran Fiesta Infantil de Verano en que yo preparé muchos bloody maryes para los padres y QuietaLeona se disfrazó con objeto de explicar a los niños las Historias de los Exploradores y Egiptólogos (QL guapísima con un Salakof que le regalé hace unos eones), mientras UPFM, toda contención británica, se disfrazaba de momia con gran acierto.

Eso sí, la noche del sábado 23 nos fuimos a ver pinchar a Dj-Payá, que, aparte de recibirme con Eton Rifles (detalle de muy buen gusto), diría yo que puede llegar a ser catalizador de un relanzamiento de Los Modos. Juás. Esa misma noche, después de bastante brit pop en vena, también fuimos a ver pinchar a Los Novios Instantáneos. Como me lo han puesto a huevo, transcribo la parte de la sesión en que estuvimos y donde ellos acertaron 100%. Siendo todo muy moderno (lo de New Order, un pelín menos :D), muy, muy bien:
ELLOS.Tú primero.
HIDROGENESSE.Hidroboy.
CATHERINE FERROYER-BLANCHARD. Chanson d'amour.
PATRICK WOLF.The magic position.
BELLE & SEBASTIAN. Another sunny day.
NEW ORDER.Bizarre love triangle.
THE BOO RADLEYS.Wake up boo.

Volviendo a casa esa noche hablábamos Ql y yo acerca del curioso hecho de que gente con treinta años, con un trabajo que -como profesional, por ejemplo, como directiva de una organización, o eventualmente como empresario, o como dueño de un negocio: pienso en Belle, pienso en AR, que diría Iván- lleva aparejadas responsabilidades, simultanean su tiempo con otras actividades. Por ejemplo, pinchar (y hacerlo conforme Dios manda, desde luego). Cuando nosotros teníamos treinta años, tal vez, teníamos como más conciencia de ser adultos. Ahora esa noción de adultez no existe. Al final, entre nosotros (los de cuarenta) hay un saco de piterpanes. Entre los de treinta, no: entre los de treinta hay gente que, muy probablemente, ha simultaneado mejor los tiempos: De lunes a viernes soy arquitecto. mi fin de semana, sin embargo, es mío. Y fin. Es una cosa a reflexionar, en serio.

El martes 26 siguiente fuimos informados de las calificaciones de mis tres hijos que podríamos calificar -valga la redundancia- de dispares, y lo dejaremos ahí. A pesar de ello, UPMM va a disfrutar de una de esas oportunidades gloriosas, creo yo: se va el año que viene a hacer el curso en un Colegio inglés de esos que apetece muchísimo, con mucho lago al lado para aprender a navegar y con el aspecto general de que, al menos, verá que el mundo es inmensamente más amplio que lo que se puede ver en Zaragotham. Creo que merece la pena y el esfuerzo. El de los cinco.

Y ahora, a día dos de julio, con los impuestos ya pagados, me planteo: ¿seré capaz de llevar un ritmo mínimamente seguido de actualización en el bló? ¿Es pretensión vana? ¿Le importa a alguien lo que cuento aquí? ¿Cómo puede ser tan mala la primera novela de CAMILLERI (gran decepción)? ¿Cómo puedo haberme encoñado tanto con una cosa de un tal Pierre FREI, Berlín 1945, absolutamente desconocida y de tan poca sustancia teórica a priori? Ben PASTOR y Kaputt Mundi se sitúan en una altura notable de mi altarcillo de autores-y-obras. Y entre que examino cosas más teóricas me hago con una copia de El Afgano, de Frederick FORSYTH, por el muy popular precio de 5.75 EUR, que me está interesando bastante.

Entre tanto, en resonancia, el golpeteo de Baba O'Ryley: It's only teenage wasteland. Pero como una pregunta (Is it...?), no como una afirmación.