20 febrero, 2007

Patchwork (interioridades)

Cosas que hacen bum (Kiko Amat) más un cargador de cedés rebosante de bandas mods más el hecho de que MBO está de viaje más la mala hostia que me siguen provocando ciertas tensiones paralaborales más no correr con el coche por decisión de terceros que no puedo compartir ni racional ni pasionalmente más la conciencia de que hace mil años que no hago nada que me apetezca a mí (y sólo a mí) más la administración escasamente eficiente de UPMM más el reclamo (perdonen el argentinismo) de alguien que me pide que no firme documentos con tinta verde más la sospecha de estar viviendo simultáneamente en dos universos paralelos no unidos por puente alguno más un concierto de Edwin Moses que no me esperaba bañado en cerveza más la pérdida de mis anotaciones relativas a un blanco (Rueda, Verdejo, 2005, tropical cual papaya) que quería recomendaros más las 265/45-18 de atrás a punto de cambiar más la duda de haber acertado hace cuatro, cinco meses más las risas en estéreo frente al absurdo andaluz de 0.9/3 de afirmación más las carreras una mañana de sábado pasando al lado del pueblo viejo de Belchite, que 'ya no cantan chavales' más la muerte de Alejandro más el despido aproximado de José Luis (confirmaciones de crónicas anunciadas por desgracia) más las Memorias de Churchill, más Julian Barnes hablando de Arthur & George más Nick Hornby y En picado más el salón de Domus Hansis completo a falta de una puta cosa (joder) más una salida de fin de semana frustrada/frustrante más una conversación con Dwalks por teléfono nocturno, prepirenáico más todas las dudas acerca de cómo hacer para cambiar todo sin cambiar nada más la conciencia de que cada vez veo menos a mis amigos más el no ensayar en los últimos días más saber que tal vez tengo un nuevo bajista más el sonido de la Strato a través del Digital Delay Boss DD-6 más un distorsionador Boss perdido en algún lugar de casa de mis padres más un moro alquilando un local para poner una tetería más una tal Gemma que me apea el tratamiento demasiado desenvueltamente mientras discutimos más días londinenses de sol, niebla, lluvia, frio, calor, viento y calma chicha todo ello en apenas doce horas, más sueño -mucho sueño-, más dos canciones del primer disco de Shakira más un viaje a Dubrovnik más la inquietud más el temor a perder el sosiego más una vendedora de tienda de productos textiles ponderando una estupenda colcha de password... y dos huevos fritos (No duros. No es un homenaje a los Hermanos Marx. Lo es, más bien, a mi desayuno de esta mañana).

10 febrero, 2007

Olegario

La imbecilidad progresisto-institucional patria (aunque les fastidie) ha vuelto a escupir. Resulta que uno de los del pelotón, de nombre Olegario, estudiante según parece de ciencias económicas (mirá vós!), antiglobalizado, concienciado, ideologizado y con una empanada mental importante, ha considerado oportuno opinar acerca de la cosa del elemento De Juana Chaos.


Recordemos: De Juana Chaos, un individuo condenado por un número de asesinatos que da escalofríos escribir, estaba a punto de cumplir con la -brevísima, señalaré- condena que conforme a la norma le era aplicable. Dicho elemento, no contento con no haberse arrepentido por lo que hizo jamás (aunque esto es jurídicamente intrascendente) procedió a redactar dos cartas que se publicaron en órganos de propaganda abertzale (abertzale es un eufemismo, en batúa, para ideología justificadora del asesinato, chantaje, coacciones, secuestro...) en cuyas cartas, dado como se las gasta la banda chantajista y asesina, podemos afirmar que se dictan sendas condenas de muerte para un número bastante elevado de funcionarios españoles.


Como es natural, dichos textos dieron lugar a su procesamiento, que condujo al dictado de Sentencias condenatorias perfectamente sólidas en términos jurídicos: coacciones, pertenencia a banda armada. Pena: doce años de reclusión. ¿Es una sanción excesiva? Pues hombre... Digamos que lo único inadecuado aquí ha sido el comentario del Ministro de Justicia, que tiene menos luces que un barco espía. En todo caso, el asunto está todavía sub iudice en razón del recurso interpuesto por el elemento.


En fin, al elemento -De Juana, quiero decir- le parece mal, invoca eso tan bonito de la libertad de expresión (una libertad de expresión que su banda asesina respeta con mucha diligencia, por otra parte) y se pone en huelga de hambre.


Es posible que el elemento muera. Digamos que él ha tomado su decisión, él sabrá lo que hace. Es un acto de voluntad. Si es que casca, habrá un hijo de puta menos sobre la faz de la tierra.


No es eso lo que me mueve, hoy, a reflexión. Me encuentro con que un pelotonero, de nombre Olegario, opina. Como siempre, con la pobreza intelectual que caracteriza a los tipos cuya manera de ganarse la vida es pegar patadones. Evidentemente, el artículo publicado en Berría (que podéis encontrar aquí traducido al castellano) es una sarta de tontadas que no merece análisis ulterior: coñazo de rojete independentista con el riñón bien forrado, claro, que no ha leido en su vida y que desliza comentarios imaginativos (¿qué juicio al subnormal de Rubianes? ¿de qué habla el pelotonero?)


El pelotonero acaba con la siguiente frase (con cuyo primer inciso no puedo dejar de estar plenamente de acuerdo): "Vamos, que tengo un lío enorme en la cabeza. Este estado de derecho tiene muchas zonas oscuras, y me hacen dudar. Todo esto huele a hipocresía. Y con toda esta hipocresía se termina la buena fe".
Una cierta exploración de la güé me ha llevado a lo de su libro 'Viaje a Itaca', presentado en un centro okupa, a su manifestación acerca de Carrero Blanco como campeón de salto de altura, a sus comentarios acerca de la Catalunya trionfant que tornará a ser rica y plena, y que cuando el Barça (¿Bar-s.a.?) gana al Madrí es como ganar la guerra civil, o así.
Como es natural, la marca comercial patrocinadora, Kelme según parece, le retira el patrocinio en razón de su apoyo al etarra. Y se organiza la de Dios. Izquierda Republicana de Cataluña prorrumpe en los habituales gritos histéricos. 'Ofensiva anticatalanista', dicen.


Tengo un profundo respeto por la libertad de expresión. Tengo, de hecho, un profundo respeto por las Libertades Fundamentales, por la autonomía del individuo, y considero que un logro del Estado Civilizado es precisamente que no haya cortapisas a la libertad de expresión diferentes de las que previenen las normas penales. Sin embargo, cuando se montan números de estos, recuerdo que el individuo que ejerce su derecho a la libertad de expresión ha de arrostrar las consecuencias. El problema, en esta sociedad imbécil, es que siempre encontrarás un corifeo -generalmente muy 'progresista'- que te apoye para permitirte decir todas las idioteces que se te pasen por la cabeza, pero, eso sí, sin que puedas sufrir consecuencia alguna. Aunque sea comercial. Vamos, que podrás seguir forrandote el riñón (en el caso de Olegario) o que tu triste, patética, lamentable huelga de hambre de asesino ex-gordo tragón no te llevará a morir.

06 febrero, 2007

Indonesia

Hay quien dice esas cosas de que Quieta Leona habría de tener su propio blog. en esos caso, la susodicha siempre dice eso de 'quita, quita, bicho'.

Lo cierto es que la niña también escribe bien, y como quiera que éste su anfitrión no tiene tiempo, ganas ni ánimo últimamente para actualizar a un ritmo civilizado, aprovechando una inciativa muy 'lorzagirl' procedo a transcribir, con una mínima censura, un e-mail que recién me ha enviado mi amada.

Ñoras, ñores, con Vdes. MBO, a.k.a. Quieta, Leona live from Indonesia (y es que en esta semana tan buena, resulta que MBO hubo de irse a las Indonesias a hacer unas gestiones. Los clientes tienen esas cosas).

Aunque quede un poco largo, os voy contando poco a poco mi "diario de viaje"

Yakarta, día 1 (4 de febrero).
Después de hacer escala en el aeropuerto de Singapur, tomamos nuestro último vuelo a Yakarta, donde teníamos previsto hacer noche, ya que llegábamos demasiado tarde para enlazar con el último vuelo a Surabaya. El sábado leí en el aeropuerto de Frankfurt que Yakarta acababa de sufrir la semana pasada las peores inundaciones de los últimos 5 años, lo cual verificamos en el trayecto desde el aeropuerto al hotel: autopistas anegadas con más de medio metro de agua, carriles enteros cortados y circulación en modo hovercraft durante más de 5 kms, pasando muchísimo miedo por las motos que nos íbamos encontrando haciendo aquaplanning a medio metro de nosotros, con grave riesgo de la vida de sus ocupantes.
Una vez en el Hotel “
Le Grandeur”, nombre pretencioso donde los haya, comprobamos que los indonesios son muy sonrientes pero nada eficaces: tras media hora perdida para hacer el check-in, llegamos a nuestras habitaciones (grandes y cómodas) de la planta 14. La recepcionista modelo “sensual geisha” que nos ha acompañado a nuestras habitaciones (maquillaje perfecto, falda larga y ceñida con gran abertura lateral para lucir pierna, etc., etc.,), me dice al despedirse de mí en mi habitación: “Srta.*****, parece usted una estrella de cine”, lo cual me habría arrancado unas risas de no ser por la auto-consciencia: llevo 32 horas de viaje, 24 horas sin duchar, la cara lavada y un empane mental y físico que no esnormal.
En la habitación compruebo que no han subido nuestras maletas. Aunque sólo llevo una hora en este país, algo me dice que no van a llegar por las buenas y después de 32 horas de viaje, yo solo pienso en una ducha, así es que vuelvo a recepción para descubrir que hay dos mozos tranquilamente sentados junto a nuestras maletas, sin intención de subirlas; les saco de su error y por fin, ducha reparadora.
La operación “
por favor, recomiéndenos un restaurante de comida tailandés donde podamos comer pescado y que no esté lejos del hotel”, acaba en desastre. Los taxistas se niegan a llevarnos porque todo el centro deYakarta está inundado. A todo esto, he podido observar un ejemplar de cucaracha rubia tamaño “paloma de La Haya” pululando tranquilamente por elexterior de la puerta del taxi. Ante la imposibilidad de localizar un restaurante, decidimos pasear un rato y ver si encontramos un sitio apetecible, pero nuevo fracaso: Yakarta es una ciudad “moderna” en el peor sentido de la palabra: nuestro hotel está rodeado por al menos seis gigantescos malls, pero como cierran a las19:30 y ya son las 21:15 hora local (vosotros estaréis comiendo ahora en Zaragotham), las calles están desiertas, salvo por tenderetes de comida; taxis-carricoche herederos de los rickshaws hindúes, pandillas de indonesios de aspecto dudoso y alguna rata que huye de las inundaciones, por lo que opto por insinuarle a [cliente] que todo aquello posiblemente tenga mejor aspecto a la luz del día y que mejor nos volvemos a cenar al hotel (no nos habíamos alejado ni 300 metros). Así lo hacemos y cenamos con un programa de variedades indonesio en la enorme televisión como fondo. Yo, que desde ayer al mediodía no he comido más que bocadillos, mataría por algo de pescado o de verduras, pero ante la cantidad de salsas dudosas que ofrece la carta, opto por una carne y no me equivoco; [cliente] pide el plato de pescado local, que me hace probar ycasi vomito: en una salsa con consistencia de gelatina, flotan unos“noodles” grasientos y encima de ellos unos trozos de pescado prescindibles; su aspecto es repulsivo y su sabor no aporta nada a la cocina mundial. Me estoy muriendo de sueño, así es que acabamos pronto y nos vamos a dormir, no sin antes escribiros esta nota que os enviarécuando pueda conectarme gratis. Buenas noches a todos.

(23:45 h en Yakarta, 17:45 h. en Zgz).Yakarta-¿Surabaya?, día 2 (5 de febrero)

Después de dormir como una bendita, suena el despertador a las 6:50.Resulta curioso mirar el reloj (que no he sido capaz de cambiar a la hora local, qué inútil soy, Dios Mío) y comprobar que sólo son las 12:50 de lanoche en casa. Unos se van a dormir y otros se levantan, c´est la vie…El desayuno ofrece toda clase de posibilidades indonesias, pero mi estómago no está para experimentos a estas horas, así que me limito a unos pseudo-huevos fritos, tostada y café con zumo. Tras mucho dudar, añado una fruta, que me da un poco de repelús porque ya estaba cortada y servida, algo totalmente contrario a las normas internacionales de prevención de la gastroenteritis, pero me animo pensando que estoy en un hotel de 4 estrellas en Yakarta y que llevo dos días sin probar la fruta. Mañana veremos los resultados. Tras el check-out, operación de apariencia sencilla pero de complicada gestión en Indonesia, al parecer (Por favor, ¿puede expedirme la factura al nombre de la empresa que consta en esta tarjeta…? Me temo que no puedo hacerlo sin consultarlo a contabilidad, señora.. Bien, déjelo estar), tomamos un taxi para hacer un poco de turismo (nos desaconsejan vivamente andar, pues las calles están inundadas y nosotros, como buenos occidentales, ponemos en duda esas advertencias –“exagerados!”- y comprobamos cómo los vehículos de 2, 3 y 4 ruedas pueden convertirse perfectamente en anfibios: espero que salgan las fotos que he tomado desde el taxi, pero el agua nos llegaba a la puerta, el caos de la circulación era tremendo, con gente andando con el agua por las rodillas, motos haciendo acqua-planning, gente sacándole partido a las inundaciones vendiendo barcas de goma a los sufridos conductores y los cruces…
Bueno, en los cruces yo cerraba los ojos para prevenir el infarto (ojos que no ven… infarto que evitan), pues veía cómo desde todos los puntos cardinales venían miles de motos, coches, taxis, carricoches, autobuses, camionetas y cualquier cosa susceptible de ser propulsada sobre algún número indeterminado de ruedas, y allí nadie reblaba, en el último momento todos hacen un hábil quiebro y no pasa nada… He reflexionado mucho en ese trayecto sobre las normas de seguridad viales en nuestro país. Creo que proporcionalmente, el caos provoca menos accidentes.
Tras ver la Catedral católica –Nota histórica: al parecer, en Indonesia la Iglesia Católica contribuyó destacadamente a la Independencia respecto de los holandeses-, pastiche infame por fuera, de estilo pseudo-gótico con cemento imitando piedra, pero con un bonito artesonado de madera por dentro, intentamos ver la Gran Mezquita que estaba enfrente, con capacidad para 400.000 fieles, pero estaba cerrada. Antes de proseguir, inciso: para ir de la Catedral a la Mezquita sólo hay que cruzar la avenida. Parece sencillo desde nuestra mentalidad occidental, pero a mí la operación me ha costado 20 minutos, mientras que
[cliente], que ha venido unas 10 veces a Indonesia, ha cruzado sin pensárselo, al tiempo que yo le gritaba que no he venido a las Antípodas a morir atropellada. Hace unos días leí no sé donde que la primera causa de muerte de turistas en países del Tercer Mundo es el atropello, y os juro que me lo creo: no existen pasos de peatones, no hay semáforos –y cuando los hay no funcionan- y en todo momento hay unos doscientos vehículos de toda cilindrada y pelaje que vienen a toda leche desde todos los puntos… El infierno.
Hasta ahora no he mencionado el calor: no hará más de 28/30 ºC, pero no se parece a nada que yo conozca; la humedad es terrible y la sensación de ahogo, de laxitud de todos mis músculos y de que me voy a morir de sed en cualquier momento, me tiene frita.
En estas condiciones vamos a visitar el Monumento Nacional, otro pastiche infame en forma de obelisco con llama dorada en su cima, que encierra un Museo con la Historia de Indonesia en un centenar de dioramas mal iluminados y a cuya cúspide se puede subir; esto me anima, pues a mí siempre me gusta subir a lo alto. Desde allí disfrutamos de una panorámica de Yakarta, ciudad inmensa cuyos límites no se aprecian y fea de narices: rascacielos y chabolas frente a frente, suciedad, miseria y decrepitud por todos lados.

Me ha salido una rozadura, tengo sed, estoy sudando y quiero largarme ya de Yakarta, así que convenzo a [cliente] para volver al hotel y marcharnos al aeropuerto cuanto antes, alegando que las inundaciones nos van acomplicar los trayectos, como así es, en efecto. Tras recoger las maletas, volvemos a disfrutar de un trayecto “anfibio” al aeropuerto, donde conseguimos cambiar nuestros billetes para adelantar el vuelo a Surabaya, lo cual parecía una idea excelente al principio, pero fue un inmenso error, como se demostró más tarde.

INTERMEZZO: BALI El vuelo que debería haber despegado a las 15:00 lo hace a las 15:45. A unos 10 minutos de nuestro destino, nos informan por megafonía de que el tifón que ha asolado Yakarta está sobre Surabaya y que no podemos aterrizar, por lo que nos llevan…. A BALI!!!!En otras circunstancias, hubiera dado saltos de alegría… Bali, también llamada “la isla de los Dioses” por su belleza, pero claro, no es este el plan. Aterrizamos en Bali y al menos disfrutamos de una hermosísima panorámica de la isla desde el aire, con playas bellísimas, volcanes azules rodeados de nubes, casas maravillosas…. Y una pista de aterrizaje ENANA que acaba en el mar. Por un momento pensé que estar a punto de morir dos veces en un día es un plan de lo más chungo, pero el piloto consigue frenar el avión a tiempo y veinte minutos después –sin salir del avión-, nos informan de que volvemos a Surabaya. Tras otro trayecto infame en medio de una lluvia brutal, llegamos al hotel: después de 5 vuelos en dos días, esta vez sí que sí: el Shangri-La es un hotel estupendo, donde ya en la recepción comprobamos lo que es el lujo asiático: mientras hacemos el check-in, nos dan unas toallas impregnadas en perfume para que nos limpiemos las manos.
Mi habitación está en el piso 17 y es inmensa y llena de lujos, entre ellos, una bandeja de frutas tropicales para mí solita, así que no me voy a quejar.
[cliente] me mete prisa pero como estoy hasta las narices (y aún no hemos empezado atrabajar), decido que me tomo una hora entera para ducharme y, ya de mejor humor, bajo a reunirme con él y con [cliente adjunto], el [horticultor de pequeñas plantas de jardín] que llevará todo el peso de la reunión mañana y que lleva 3 días aquí…Una hora después [cliente adjunto] no ha aparecido y el bueno de [cliente]–su jefe- no se ha traído su teléfono (sin palabras). Después de varias llamadas, me contesta la novia indonesia de [cliente adjunto] diciéndome que éste está enfermo. Lo primero que pienso es que han tenido un accidente de coche, algo lógico después de lo que llevo visto hoy, pero no, [cliente adjunto] ha cogido la gripeindonesia, por lo que me voy a cenar con [cliente] al buffet del hotel.

[Dwalks, Would], esto va por vosotros: hubierais disfrutado de lo lindo en este buffet, no sólo era bonito y bueno, sino también abundante: la sección de postres incluía todo tipo de helados, golosinas, pasteles y fruta cortada y pinchada para mojar en una salsa de chocolate que manaba de una fuente… Im-presionante. Mañana bajaré a hacerle fotos. Yo he comido un pescado buenísimo que me han dicho que era carpa, ahumados, sushi, unos embutidos muy buenos y unas ensaladas diversas sobre las que no me he atrevido a investigar. No está mal, teniendo en cuenta que hoy no he comido desde el desayuno, pues nos hemos saltado la comida.Y bueno, me he bajado al lobby a chupar gratis la conexión wi-fi deInternet, porque en mi habitación pretenden cobrarme 6 $ por hora deconexión… LADRONES...


En fin, lo mejor de todo es que MBO acaba de llamarme para decirme que mañana, gracias a su impar destreza en las gestiones de este tipo, inicia el regreso.
Yo quería hablaros de Dreamgirls, de este fin de semana de muchos coches en Zaragotham, de algún libro que estoy leyendo... pero me puede la sobrecarga de trabajo y la -para qué eufemismos- mala hostia general. Así que de momento no.