27 enero, 2006

Casualités de la ví

Creo que ya he hablado aquí de que sigo teniendo sus amigos de toda la vida, los del colegio, grupo que responde al apelativo de La Vieja Guardia. Ellos, por ejemplo, son titulares natos -y sin necesidad de previa invitación, como me recalca cada año V. cuando le llamo la mañana del día 31- del derecho a asistir a la tradicional copa de inicio de año cada Nochevieja. Si, así como del derecho a ser fusilados en tan excelsa circunstancia, copa en mano, mientras suena el Va Pensiero, ya tú sabes. Y entre ellos, mi amigo P.

Por otra parte, mi querido padre es el hermano pequeño de una fratría de cinco, tres hermanas, un hermano y mi padre; mi tio no tuvo hijos y mis tías el resto de mis primos son MUY mayores y en algún caso demasiado frikis hasta para mí. Mi hermano y yo no tenemos demasiada relación con ellos, salvo con los hijos de la hermana 4ª en orden, que son más o menos de nuestra edad y son gente maja. Y entre ellos, mi primo R.

Todo lo anterior para deciros que P. y R. son personas próximas, no remotos conocimientos, en relación con Hans.

Ayer jueves tenía yo una reunión en Madrid, de cosa importantíiiiiiiiisima y muuuuuuuuuuy seria (de esas que MBO conceptúa como chorradas de esas que sólo hacéis los hombres), con vigilantes armados (muchos) en la puerta, inscripción con reseña de DNI, preidentificación a la entrada, segunda identificación, mucho arco de seguridad y blablablá.

Para compensar tanta seriedad hice dos cosas: elegí para la ocasión un traje contundente de Paul Smith (y conseguí el efecto deseado, claro, en una reunión, con una mayoría de caballeros que en un 90% lucía trajes marengo y azul marino con raya diplomática de tres botones) y, sobre y ante todo, me fuí el miércoles por la tarde a la Villa y Corte y aproveché para que Cranston Snord (el famoso comentarista-sin-blog, cuyo verbo vibrante y brillante podéis degustar en el blog de Juan, que es quien nos presentó hace un par de meses) me presentase a su vez a cierto artista cuyos intereses representa a través de su galería de arte virtual, PIGMATIC, que me interesaba. Quedé con Juan, que se vino también, y acabamos comprándonos un par de cositas muy, muy chulas.

Luego Juan nos llevó a La Ancha a cenar muy bien los tres, y allí estábamos hablando de unas cosas y de otras, de esquí, trabajos y de lo bien que escribe la mujer tirita, por ejemplo, y en un momento determinado Cranston comenta: "Este fin de semana me voy a ____(nombre de la ciudad), a la inaguración de un ________ (nombre de la franquicia de hostelería) que he montado con unos amiguetes". Hans deja el tenedor con el pedazo de Wiener Schnitzel a media altura y pregunta a Cranston: "O sea que R. es socio tuyo en el sitio éste, no?". Cranston levita ligeramente. Cranston no sólo es socio de R., si no que pasó el pasado fin de semana con éste y su mujer en la ciudad en la que ellos viven, esquiando y haciendo turismo. Y no sólo eso; Cranston hizo ese viaje junto con otras personas y entre ellos una buena amiga suya... que ha trabajado con P. durante bastantes años. Si seguimos hablando estoy seguro que acabamos siendo primos él y yo o algo así.

A mi me sigue alucinando la facilidad con que cosas como estas suceden, pero la verdad es que debe ser una cuestión estadística. Y me ratifica que uno debe portarse bien siempre, no sólo por razones éticas si no también por razones prácticas: si alguna vez haces una trastada, ten por seguro que te pescarán. El anonimato no existe.

El miércoles noche concluyó muy prudentemente con UN SOLO DRY MARTINI en el Susan: a las 00.30 estaba en la camita en el Joutel.

21 enero, 2006

Costumbres de la nueva era o "asín".

Yo no se si es que soy muy mirado, o es que vivo en otro planeta, o qué.

UPFM (les recuerdo a todos: Unidad Progenie Femenina Mayor) recibía este güiken. Quiere esto decir que su amiga I. venía ayer a dormir. Pyjama-party a mínima escala. No irse a dormir, charloteando hasta las dos de la mañana. Esas cosas.
En el estándar de la Unidad Familiar Independiente, ello lleva aparejado que, por mínimo buen orden, cenaríamos sentados a la mesa del comedor, no en la mesa baja viendo alguna película adecuada. [Entre paréntesis se me ocurre pensar en esa frase "me gusta que vengan visitas, porque entonces se utiliza la vajilla buena", y no, no es así, que en casa somos siempre cuidadosos con cómo se pone la mesa, haya o no "gentedefuera". Sólo es que en la mesa baja nocaben seis... Estoy tratando de recordar dónde he oido o leido esa frase, sutil, ligeramente cabroncilla: ah, sí: la primera noche que, siendo novios, MBO cenó en casa de mis padres, de boca de mi dilecto hermano, siempre ocurrente. Pobre madre mía...].
Bueno, a lo que iba. Entre mis costumbres se encuentra la de, al llegar a casa por la noche, cambiarme y ponerme un pijama. Sí, qué pasa. Preciosos que los tengo, además. La presencia de la joven I., bordeando los doce años, sin embargo, me hizo pensar, conforme iba llegando a casa, que iba a ser un exceso de confianza. Así que me quité el traje, la corbata y los botines e hice uso de una camisa y unos vaqueros de padre joven (que lo soy, qué coño!) pero todo muy dentro de un orden.
Hoy por la mañana, al despertar, he concluido que era perfectamente admisible desayunar revistiéndome de Kimono. Negro, de seda, casi hasta los pies, es todo soleminidad: parece mucho una toga.
Y bien, me he sentido absolutamente a l'aise. No ha habido incomodidad, creo que la niña tampoco se ha sentido violentada por un padre en pijama y kimono. No me ha mirado raro. Creo.
Todo eso lo cuento porque luego he llevado a UPFm (les recuerdo a todos: Unidad Progenie Femenina menor) a casa de su amiga y la mamá (eran las 13.15) me ha recibido en picardías.
Debo ser un fósil, lo sé. Pero me he quedado pelín shocked.

20 enero, 2006

Mememanías?

“Un Soneto me manda hacer Violante...”

Ah, no, que no es eso...

Juan me pasa el meme de las manías que implícitamente me pasaba también Bere, pero pensaba que me iba a librar. Al final, no. Ejem.

No... no creo que tenga manías como para escribir acerca de ello. No. Ciertamente no. Soy un soso, en realidad. Veamos.

  1. No poder aguantar a la gente que no se lava (y muchísimo peor si son mujeres) no es manía, es higiene.
  2. Tampoco mi relación de odio al tren, de la que ya he hablado, es una manía.
  3. Y en realidad siempre salgo de la cama por la izquierda por que siempre duermo a la izquierda.
  4. Lo de tener sobre la mesa, en bandejita ad hoc o bote un montón de, al menos, seis lápices, todos iguales entre sí y afilados como para ser usados como punzones homicidas (faber-castell grises de sección triangular del 3, en un despacho, y staedtler amarillos y negros de toda la vida del 2, en el otro) no es apenas manía. Tampoco que si encuentro un lápiz de cualquier otro tipo me deshaga de él de inmediato. Ni que tener tanto artefacto sea perfectamente estúpido, dado que siempre llevo un portaminas de 0.7 mm HB ó 1 (no me gustan esos de ingeniero, plasticosillos y tal de 0.5 y dureza 4) en el bolsillo. Y hablando de eso, no creo que sea manía llevar siempre los aperos escriptorios SIEMPRE en la misma posición en los bolsillos interiores de la chaqueta del traje: bolígrafo de punta gruesa y estilográfica con tinta verde, en el izquierdo; estilográfica con tinta azul y portaminas –ya citado- en el derecho.
  5. ¿Sería manía lo de tener otro bote con rotuladores edding 1200 o 1300 (siempre y sólo esa marca y modelo) de colores azul, rojo, verde y negro, siempre esos, sólo esos, y varios de cada, además? No creo (aunque cualquier rotulador no canónico salga de mi vista al punto). Y lo de cuatro markers de cuatro colores diferentes tampoco. Nah, si en realidad todo eso no es más que cosa organizativa (aunque CUÁNTO ME JODE QUE TOQUEN ESAS COSAS!).
  6. Lo de ordenar las camisas por colores separando las estampadas, rayadas o de cuadros de las lisas que dice Juan no es manía: yo también lo hago, aunque Verónica hace lo posible por olvidarlo.
  7. Sin embargo, las innumerables corbatas están colgadas en dos corbateros ordenadas por colores dominantes: negras, grises, amarillas, verdes, naranjas, rojas, rosas, azules y alucinadas Ralph Marlin. Eso no lo toca nadie.
  8. Jamás me pongo el mismo traje, la misma corbata o el mismo calzado dos días seguidos (y muchísimo menos el resto del atuendo, claro). Llevo un cierto ciclo con los trajes pero no tengo combinaciones premontadas. Las cosas van por libre y las combino según el humor. Procuro que cuando me presentan a alguien, no me vea la vez siguiente con el mismo traje y/o corbata. Me causa cierta desazón. Sin embargo, los fines de semana voy mucho de negro. Muchísimo (MBO está un poco harta de ello)
  9. Soy un integrista de la leche con las combinaciones de ropa: no concibo que alguien lleve un cinturón marrón con unos zapatos negros, por ejemplo; afortunadamente y con los años he aprendido a sufrir en silencio y no decirlo.
  10. También soy un poco intolerante con la cosa de la música y más en general el Arte (pero sólo con eso). Sería capaz de insultar a alguien que dijese que Operación Triunfo es lo mejor o que “qué bonita es la cerámica de Lladró”. También con los años voy callándome.
  11. O, cuando estoy trabajando muy concentrado en algo “en campaña” (no publicitaria; pensad más bien en Rommel que Ogilvy) quitar de la mesa TODO lo que no sea el pecé, aperiféricos (sic) y documentos para dejar espacio al expediente que sea. Que yo lo vea bien, que respire.
  12. Quizá sería manía... pero no, no creo. Lo de los relojes: veinte o así, llevar cada uno en la ocasión adecuada –uno cada, vez, no esas cosas de llevar dos-, pero no mirarlos tan apenas (impuntual perdido).
  13. Porque lo de no dejar los libros a medias –salvo Ulises-, ni salirme de las películas –incluyendo las bazofias más infames- no constituyen manías. No.
  14. Y naturalmente, dependo del sol. Los días nublados me desmontan.
Huy! No eran cinco sólo? Urgh. Verborragia, as usual.

Pero lo que digo: soy un soso. Tengo costumbres, no manías. Cuasihomicidas, algunas de ellas, pero nada más que costumbres. No sé por qué me han pasado el meme, que le reboto a Xurri, a Dwalks, al Sr. D. y a Kurt.

19 enero, 2006

Cuota láctea


Estoy casado con una mujer que a los 24 años era la lumbrera del sitio donde trabajaba en Madrid; a los 25 había creado un negocio del mismo sector para terceros, que en un momento determinado quisieron sustituirla por "una de la familia". En ese momento, MBO se fue de la compañía. Al año, esa compañía había cerrado. Mientras, MBO había creado otra, que hoy por hoy es un referente en su muy especializado cometido: bastaría echarle un ojo al Boletín del Senado de anteayer, por ejemplo. No quiero entrar en detalles.

Tampoco quiero entrar en detalles acerca de mi propia competencia y curriculum vitae. Nunca me he caracterizado por tener falsa modestia (antes bien al contrario, en honor a la verdad), pero creo que aquí sobra, no tiene sentido alguno, salvo lo que diré más tarde.

Vivimos muy tranquilos y sin sentimiento mutuo de amenaz intelectuala, que es lo que, según parece, le sucede al macho moderno. Personalmente, y en general, siempre he pensado que es mejor juntarse con gente brillante, pues algo se le pega a uno (y tampoco lo digo con complejos, conste; estando conmigo, si se me escucha hablando de las cosas de las que sé, se puede aprender alguna cosita). Además de eso, me divierto con MBO. Si fuese tonta me sería imposible. Y, de hecho, tengo la sospecha de que la inversa también se produce.

Entre los 24 y los 27 estuve dando clases en la Universidad, y después, en la medida en que me ha sido posible, he seguido dando sesiones de formación o ponencias en diversos contextos. También he tenido que seleccionar gente para trabajar conmigo. Como dogma diré que se trabaja mejor en ambiente mixtos. MBO sostiene, con conocimiento de primera mano, que los ambientes sólo-mujeres son un error y un desastre.

Puedo afirmar también que las mujeres, en general, ostentan expedientes académicos mucho más brillantes. Los CVs que llegan a mi mesa de hombres son en general peores (con excepciones, en cuyo caso son mucho mejores). La Función Pública evidencia, además, que son más capaces a la hora de superar determinadas -no todas, pero si muchísimas- oposiciones de alto nivel, prueba inequívoca de capacidad de esfuerzo constante y concentración. Todo ello, sin duda. También sé sin embargo que en mi específico campo de actuación, en general, los hombres funcionan mejor. Y no es el único, me consta. Todo esto, como tendencia, claro.

Todo esto son datos objetivos. Llevo (llevamos) constatándolos los quince años que llevo (llevamos) trabajando. Y no me (nos) dan miedo: son. El que no se quiera enterar de que eso es así va, simplemente, jodido.

Cuando un determinado Gobierno adopta la medida de introducir una cuota femenina de Ministros, me echo a temblar: ¿y si la mitad femenina está compuesta de floreros con patas? ¿Y si los de la mitad masculina son esencialmente elementos bineuronales?. Ojalá hubiese un Gobierno con mayoría absoluta de mujeres brillantísimas, honradas y trabajadoras. O de hombres de análogas características. No lo han de ver mis ojos, snif.

Convencido como estoy de la esencial incompetencia de los políticos para gestionar bien (pues con la pólvora del Rey se dispara de puta madre), tenía mi confianza en que, al menos, dejarían a la Empresa en paz.

Pero no, claro.

Conthe es un insensato (eso viene demostrándolo desde hace tiempo, y muy señaladamente en la manipulación de la más celebre de las OPAs recientes) pero esto último es ya la puntilla. Sin entrar en el criticabilísimo intervencionismo de que hace gala un Código de Buen Gobierno que, siendo teóricamente voluntario, atribuye facultades a la CNMV para recabar explicaciones cuando tal Código no se cumpla, es lo cierto que meter la monserga de la cuota femenina en los Consejos de Administración de las sociedades cotizadas es inadecuado. Habría que decirle a Conthe que afortundamente el mercado regula automáticamente las compañías; y del mismo modo en que, por ejemplo, se están produciendo prejubilaciones en Banca a los 52 años (así caigan bombas), o que el Código Olivencia y el límite de edad de los Consejeros va entrando en acción duramente (caiga quien caiga), se van a producir esas sustituciones y tomas de posiciones de poder en las compañías por quien aporte más valor. Sean hombres o mujeres.

Leía hoy en alguna parte que los ejecutivos masculinos tienen terreno ganado en la lucha por el poder de las empresas por el colegueo y las copas-juerga de post-oficina.

Esa afirmación imbécil que tilda a los ejecutivos-hombre de individuos que se van de juergaza implicitamente puteril en cuanto se les deja, facilitándoles el camino, o cosas así, tiene muy poco que ver con la realidad. Por este su blog rondan ya varias personas en situación de decidir en las empresas en que trabajan, que pueden señalar que su vida no tiene nada que ver con eso. Admito que la carga fundamental de los hijos está sobre las espaldas de las mujeres. No admito en absoluto que ello traiga causa de dejación de responsabilidades por parte de los hombres de nuestra generación. Sé que hemos creado un mundo imbécil en el que parece inevitable trabajar en el entorno de 55 a 60 horas semanales de trabajo como mínimo, con todos los desastres que ello lleva aparejado.

En lugar de lloriquear o pretender imposibles, lo que ha hecho MBO ha sido crear una estructura de empresa tal que se pueda compaginar vida personal y laboral (un modelo por cierto que se ha inventado básciamente ella para empresas de pequeña dimensión y que probablemente se expandirá. Nueva medalla para MBO). Eso sí que es acción positiva.

Evidentemente, por lo que respecta a muchísimas cuestiones, MBO es muchísimo mejor que casi todos los ejecutivos que conozco en todos los niveles. Lo que pasa es que no todas las mujeres son como MBO. Y, para algunas cosas, es evidente que hay gente que lo hace mejor que MBO. De hecho, muchos hombres. Y al revés: sé lo que doy de mí y conozco mis limitaciones: me entero perfectamente cuando veo a alguien más brillante que yo en un ámbito determinado; y entre ellos hay mujeres (unas cuantas lectoras de este su blog, btw) y hay hombres, y los busco o buscaría como colaboradores con abstracción absoluta de su traje sastre o su corbata. No es, no puede ser determinante. Si tuviese que designar un Consejo de Administración de una corporación de mi propiedad, tened por seguro que en lo último que pensaría es en los caracteres secundarios de los candidatos. Elegiría a quien me hiciese ganar más dinero. Rond-Point. Lo de las cuotitas, en las empresas, es una idiotez. El tiempo va a poner las cosas en su sitio muy rapidamente. Hacer imposiciones en ese sentido, crear "trágalas", sólo conducirá a entorpecer ese proceso.

13 enero, 2006

Seudónimos, nombres, nicknames y otras yerbas


Una entrada en Juan es mi inspiración hoy; y, Juan, chico, ya siento esto de saquearte la causa (vid el cuarto párrafo de esto), pero en mi descargo diré que quería escribir acerca de esto hace muuuuucho tiemporeconoceráspor otra parte que soy honesto y no te esquilmo la inspiración sin citarte debidamente (también es que resultaría bastante tonto, considerando que mis escasos pero excelentes comentaristas son casi todos lectores-y-excelente-commentaristas tuyos); piensa, en fin, que los genios tenéis la obligación de constituir luminarias de los demás.

Una vez eludido el pleito por violación de derechos de propiedad intelectual con mucha elegancia, sigo.

Hace algunos eones –en 1985, en realidad- Enrique Ortiz de Landázuri, amiguete del que esto escribe, decidió cambiarse el nomen por Quique Bunbury (rectius, por cierto, Búnbury), supongo que después de leer/ver La Importancia de llamarse Ernesto. También es verdad que desde al menos 1983 –que es cuando le conocí- Quique estaba completamente dispuesto a ser Bowie (más o menos) y ciertamente lo de Ortiz de Landázuri queda quizás elegante, pero desde luego muy poco rock’n roll hero. En honor a la verdad, Quique es, de mis conocidos del Bussiness, quien más cerca ha estado del Olimpo rock. Y desde luego, merecidísimamente si tomamos en consideración la dedicación y el esfuerzo que a ello ha dedicado siempre. Aunque NO me (y, me apuesto algo, "os") guste lo que hace, en general.

Al tirón de aquello, del cambio de nombre quiero decir, hubo mucho intento de mutatio nominis entre los músicos y artistas del entorno pero la verdad es que en casi todos los casos la cosa evolucionó como lo del Javier de Dwalks. La pereza del interesado y la desmemoria de quienes le rodeaban hacía que al final la cosa quedara en agua de borrajas. Sólo Quique, a puro de tesón (pero no sólo, vid infra), lo logró.

Algunos años después yo aterricé (con la cybertorpeza que me es conocida, naturalmente, aunque eso aquí es indiferente. Lo digo sólo por que nadie lo olvide) en internet, y decidí, en homenaje a uno de mis maestros intelectuales, ponerme el nick éste (en internet, y mucho más en la blogosfera, resulta según parece imprescindible ponerse un nick, salvo contadas excepciones como el tantas veces citado Juan). También por aquello de la fácil recordabilidad y esas cosas. Y porque, sorprendentemente, no "estaba cogido" en aquel entorno.

En fin, como uno en su condición de viejo mod, debería disponer de una cierta esquizofrenia, pues estaba bien lo de tener un nombre-bis. Otra personalidad y esas cosas, en teoría. Pero en realidad, la cosa no ha calado mucho: uno ES siempre exactamente así, le llamen Hans, Lisensiaooo! o (Censored).


Más o menos entonces fue cuando MBO me confesó que mi nombre en el mundo real, es decir, (Censored) no le gustaba. Vaya por delante que mi nombre no es del tipo Hermenegildo, Cosme, Edelmiro, Eufrasio, Simón o Belarmino –que es, por cierto, como se llama un queridísimo amigo mio a quien sus padres le hicieron la cósmica putada de adjudicarle dicho cognomen, que tiene según parece mucho peso en la familia- ; es una cosa mucho más normalita. Por cierto, éste su anfitrión ha conocido –además de a Belar- personas que soportaban los nombres enumerados, con estoicismo sisífico.

En fin, a lo que iba: No me traumatizó NADA saber a que a MBO "(Censored)" no le gustaba; no sólo no le gustaba: trataba de convencerme de la solidez estética de sus razones para ello, sin conseguirlo, desde luego: a mi, "(Censored)" me suena bien, incluso con cierta elegancia clásica (y mucho más, viendo lo que hay por ahí, sin llegar a los excesos citados en el párrafo anterior)

Por otra parte, constaté la resistencia de mis amigos y familiares a ponerle mi nombre (que por cierto comparto con mi padre, con el tío de mi padre y con unos cuantos elementos de la saga paterna) a sus hijos. Todos, con virulencia dispar, se escaqueaban cuando les sugería "Hombre! Pues ya que es varón, podríais llamarle "(Censored)-ito"!. Nada, no había modo. Creo que soy el último varón sobre la tierra que se llamará así.

La concurrencia a alguna quedada más o menos internauta, sobre todo las de temática automovilística (como la parroquia debería saber, una de mis pasiones), el ir haciendo buenos amigos en la red y conocerlos personalmente, y en definitiva, el que la gente a la que realmente aprecio me llamase Hans de modo habitual han hecho que ese nombre (Hans) no me resulte nada extraño.

Y es que, al final, lo del nombre no sólo es un acto de voluntad de uno. Depende, básicamente de los demás. Y esto, que es una obviedad como un piano de cola resulta especialmente gracioso cuando alguien del, digamos, Universo Hans contacta conmigo en el Universo (Censored) en presencia de personas que no conocen aquél entorno ni el nombre que en el mismo se me da, y se producen esas fricciones que yo observo con el natural cachondeo :D. Y es que "los demás" no son un bloque monolítico... sin necesidad de que uno esté aquejado de desdoble de personalidad.

Por cierto: ayer no pude evitar comprar en la FNAC (junto con otro montón de cosas que comentaré en otro lugar) Quadrophenia en cedé, dado que como reproduzca una sola vez el soporte vinilo este se convertirá en un muelle en espiral. Ello me lleva a recomendaros una escucha del Love, Reign o'er me, lamentando mucho que mi cybertorpeza me impida colgar aquí, para su debida y cómoda reproducción en directo, el tema de The Who. Enjoy!

10 enero, 2006

Autocensura y uso y disfrute del blog.

Volvía a casa esta noche (hoy ha sido un día duro, estamos pues en A Hard Day's Night) pensando que, estando como estoy en pleno principio de año, preñado de buenas intenciones, de new year's resolutions debería ser capaz de darle un ritmo uniforme a este su blog.

Naturalmente, eso no se lo cree ni Wojtyla (perdón: esa exclamación , que era muy mía, ha quedado ferpectamente -sic- obsoleta. Lo que pasa es que no acabo de ver decir "No se lo cree ni Ratzinger". No es eufónico. Ni para eso sirve, el pobre "Venenito" -sic- décimo-sexto). No me veo capaz de imponer un ritmo burocrático a algo que depende de mí solo y que me gusta.

Claro que, por otra parte, cuando uno de los blogs que me gustan (echen Vdes. una ojeada a la columna ahí abajo a la derecha) se demoran en la actualización me medio-cabreo. Y también es cierto que estamos llegando a las seis mil cuatrocientas visitas, cosa que me llena de orgullo y satisfacción, cual si fuese Juan Carlos Primero.

Lo que sin embargo no acabaría de ver bien es escribir entradas por que sí. Hace falta causa, que decimos en mi negociado.

Causa. Contenido...
Hoy se hablaba chez Juan de la autocensura en la creación (vamos, de lo que se hablaba es de la autocensura más execrable, que es la que consiste en constreñirse en el momento creativo en razón de la fama, la panoja o la lujuria).

Sin perjuicio de las muy contundentes razones que abonan la tesis de que eso y sólo eso debe ser el fundamento de la autocensura (insisto: leed a Juan y a sus comentaristas) me he dado a pensar en los temas que, en un blog, son -en el mejor de los casos- sensibles; en el peor, dan lugar a malos rollos; así, las declaraciones del Señor Teniente General, y más en general la Reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña; la excelencia o negligencia de la gestión Rodríguez Zapatero; la importancia o falta de ella de las deficiencias atribuidas al Gobierno Aznar; la admisibilidad o no de que un órgano administrativo de elección política y ámbito autonómico pueda pronunciarse sobre la libertad de expresión de un órgano de difusión de masas; la cuantificación de la importancia real en la vida pública de la Iglesia Católica; la calidad técnica -o falta de ella- del Tribunal Constitucional y los riesgos derivados de esa circunstancia; la conveniencia de la regulación de la inmigración y su gestión en términos más rigurosos; el altísimo coste del sistema político -incluyendo gobiernos, parlamentos y órganos colaterales para cada una de las Autonomías más uno Central, con todos sus asesores-(digna de leerse la entrevista a la TrinuchiChupaCuero diciendo que merece ganar muchísima pa$ta -haciendo no sé exactamente qué- porque ella lo vale; y mientras, miles de universitarios súper-formados de 25 a 30 levantando en el mejor de los casos mil euros al mes sin expectativa alguna de mejora); la necesidad de regular la financiación de los partidos y de replantear el modelo sindical español; la reforma tributaria que se viene encima -con efecto directo sobre los bolsillos de quienes pagamos todos los patos-; el acierto o error del gobierno de turno al potenciar el planteamiento pactista con el terrorismo etarra en demérito de la lucha policial... y, en general, el hecho de que se ha vuelto a caer, con precisión rigurosa, en el más lamentable de los fenómenos tradicionalmente patrios: el modelo bipolar de las Dos Españas. Agradecimientos especiales a los responsables de esto último, ciertamente afectos de modo señalado a un partido de quien dificilmente se puede predicar ninguna de las tres notas que conforma su nombre. Olé: hemos conseguido, OTRA VEZ MÁS, que nadie escuche a nadie, que se vea al discrepante como enemigo, a quien no comulga con las ruedas de molino propias como alguien cuya opinión no merece ser ni siquiera debatida. "A las barricadas: pásalo"


Lo que voy a decir puede sonar un poco bestia, pero lo cierto es que todo lo citado conforma un rio revuelto en el que, si las cosas fuesen como deben (es decir, que la responsabilidad política tuviese consecuencias efectivas y tangibles para las personas responsables, más allá de las infrecuentísimas dimisiones) ninguno de los pescadores aprovechantes merecería nada más que la prisión (en el mejor de los casos). No tengo ninguna intención de defender los logros del partido que precedió al socialista en las dos legislaturas anteriores: empero, tengo bien claro (y ese es un debate exclusivamente técnico que aquí sería aburrido) que en términos económico-publicos se administró infinitamente mejor -cierto es que en tiempos que desde un punto de vista económico fueron globalmente mejores-; es positivamente cierto que ninguno de los dos gobiernos del pepé fueron severamente neo-liberales (entendiendo por tal cosa una minimización del Estado y del intervencionismo que es propio en un estado social de derecho) y tengo igualmente claro que las imputaciones que desde la izquierda se hicieron a los Ánsar-Boys, dejando aparte por supuesto el asunto de la Guerra de Irak, eran perfectamente baladís. Eso sí, ha quedado demostrado que en España no puede haber un gobierno de centro derecha, conservador, liberal o como Diablos se quiera llamar, dado que bastará que una recua de hijos de Alá ponga una bomba para que un buen montón de gente cambie el sentido de su voto. Tenemos el Gobierno que nos merecemos, supongo. Y lo que es peor, la oposición está más o menos al mismo nivel. ¿Cómo es posible que en España Acebes haya llegado a ser algo más que un bedel de un Centro de Salud de la Seguridad Social, dicho sea con todo respeto por tales funcionarios?.

El Teniente General ha hecho mención de su propio malestar y el de -algunas- personas que conforman la Institución Militar, en cuanto tales personas. Su cese fulminante es la única consecuencia lógica -en términos jurídicos- de tal acto, por supuesto. Pero eso no oculta algo realmente importante: que alguien de semejante calado siente en sí y en los que le rodean una inquietud importante y la manifiesta. Eso no quiere decir que vaya a haber un golpe de Estado -por cierto, que ya ha habido indeseables que lo han puesto de manifiesto, para ir previniendo el recorte del borrador estatutario planteado y achacárselo al Ejército-. Lo que quizás deberá considerarse es que hay MUCHAS personas inquietas y molestas con el tema, y no por la esencia del asunto (mayores cotas de autogobierno, rozando la federalización de España en el mejor de los casos-hablemos claro- para Cataluña, cosa respecto de la que se podría dialogar tal vez) si no por lo que tiene de mezquina manipulación de un gobernante torpe e inexperto con el solo ánimo de perpetuar al PSC en el tripartito. Crear un problema donde no lo había. Como, de modo parecido, el tratamiento del problema etarra (el mal llamado problema vasco). Una ETA severísimamente tocada en recursos materiales y humanos y un partido filoetarra ilegalizado y crujido por obra de la falta de financiación han pasado a disfrutar de un hermoso balón de oxígeno. Yo no sé si es que los gobernantes muy incompetentes o es que la cosa es más grave.

Y es que sí: yo también estoy muy inquieto. Y no sólo por cada uno de los problemas enumerados, si no, sobre todo, por lo que he dicho antes: por que tengo la sensación de que escribir cosas como estas hace que unos nueve millones de votantes del PSOE me consideren su enemigo; supongo que no es cierto, pero es la sensación producida por lo que sale de las bocas de los políticos de dicho partido, o, más bien, por lo que transmiten determinados medios, medios que por supuesto, haciendo uso de mi libertad personal -que preferiría no ver restringida- adquiero y/o escucho.

Ha quedado pestiñosillo. Pero me gustaría escuchar opiniones, de verdad. A ver si me dáis motivos para pensar que me equivoco y puedo vivir más feliz.

06 enero, 2006

Kings' day


Ayer describía Juan cómo eran para él los días de Reyes de su preadolescencia. La verdad es que en buena medida estaba describiendo los mios, y los de buena parte de mis amigos cogeneracionales. También había un salón cerrado, madrugones tremendos, nadie entra hasta que no estemos todos, montones de regalos pedidos y no pedidos en la carta.

En las casas en que hay niños (máxime si hay tres, una de las cuales cree todavía en la Institución mágico-monárquica) el proceder suele ser bastante parecido, supongo. Diré, sin embargo, que, antes de haber niños en la casa, MBO y yo (que somos muy tradicionales para estas cosas) respetábamos la confidencialidad y discreción, y la mañana del día seis encontrábamos al pie del árbol sorpresas inesperadas, siempre fantásticas. Siempre nos hemos tenido bien cogida la medida de nuestros respectivos gustos, y siempre nos lo hemos pasado bien pergeñando planes para conseguir "esto que seguro que le va a gustar". Y también haciendo montajillos al respecto (el primer reloj bueno que le regalé estaba escondido en el maletero de un Mercedes SLK de juguete. Cuando abrió la caja y vió el coche no pudo evitar la carita de decepción. Cuando abrió el maletero ante mi sugerencia para que viese cómo operaba el desplegado del techo descapotable rígido, la carita cambió).

Pero bueno, que con drei kinder la cosa de la noche del día cinco al día seis tiene mayor importancia.

Naturalmente, todos los tiempos muertos de la pasada semana, desde que regresamos del Deep South, han sido aplicados a la selección y compra de regalos para unos y otros. Personalmente, me lo he pasado de coña comprando el regalo de MBO y el de mi hermano; como María, su adorable-y-malcriadísima-hija va a tener una hermanita, he conceptuado que ya va teniendo edad para tener una Fender Telecaster Highway sunburst preciosa (que se que le ilusionará mucho, que todo DG como Dios manda ha de tener un poco de espíritu rock'n roll en el fondo de su corazoncito). Vamos, como ésa de la foto (o eso es lo que supongo; hablo por aproximación: no sé qué puñetas ha desconfigurado -si es que ése es el término- el color de la pantalla que sale todo raro, pixelada -insisto, si es que ése es el término- y, en definitiva, mal. A ver si logro arreglarlo -o más bien que alguien me eche un cable al respecto-, a ver si la imagen que he adherido ahí es la que pienso que es y los colores coinciden). Cuando le conté el proyecto a mi padre, éste me miró un poco raro (como pensando "Pero bueno... ¿no crees que ya vaís teniendo una edad...?"). En fin: hay veces que hay que decir "Pero... ¡Qué coño!". Y para eso están los hermanos mayores.

Decía que con tres niños la cosa del Dia de Reyes tiene mayor importancia.

Y también se invoca a Herodes con más frecuencia, por que no decirlo. Exemplii gratia (o "para muestra un botón"): si bien mi montaje obsequiante en esta ocasión fue muy simple (compré unos zapatos Camper que le habían gustado, los puse en medio del salón y escondí en su interior la sortija más bonita, marciana, estilosa, chic y ajustada a la personalidad de MBO que he encontrado), MBO tuvo que hacer encaje de bolillos.

La cosa empezó hace unos días intentando convencer a un fantástico escultor (que empieza a ser amigo) de que le vendiese cierta obra suya que me encanta. Naturalmente, yo ni idea. Después de mucho rifirrafe dialéctico (JA no quería deshacerse de ella) y valiendose de toda suerte de artes femeninas y caritas de pena (eso no lo sé, pero lo sospecho: la conozco), MBO consiguió su objetivo (comme toujours), así como que el propio JA viniese a casa a montarla con la debida discreción la noche de reyes.

Y ayer, MBO consiguió echarme de casa a las 23.00 y mandarme a casa de mis padres (donde se repite la operación Salón con todos los nietos) para llevar la ya citada Telecaster, el regalo de mi cuñada y alguna cosilla más.

Según parece, tal cual yo bajaba por uno de los ascensores al garaje, y de acuerdo con la tradición de las comedias de enredo más clásicas, subía en el otro el artista, que traía el objeto: una escultura, "El Vuelo", de un par de metros de altura y como metro y medio de envergadura que había que montar. MBO había asumido el riesgo de cargarse la tradición de sorpresa, y que cuando yo volviese me encontrase a Javier en casa y se descubriese el pastel. Pero no, MBO tuvo suerte; la escultura estuvo montada relativamente rápido, yo me demoré más de lo debido, ella encontró un lugar para esconderla fuera de mi vista mientras terminábamos de organizar el salón con los regalos de los niños... el caso es que, efectivamente, ayer noche yo no la ví.

En un momento determinado, ya regresado yo de la calle, una vez concluida la "operación subida de cosas del trastero/colocación de los regalos/montaje de los mismos (vid infra)", MBO me dijo que me fuera del salón, y fuime, sin saber nada. Ella sacó la obra de su escondite provisional, la puso en el salón, la cubrió con una sábana... y ahí quedó.

Así que esta madrugada, cuando -a horas intempestivas: eran las 08.00, coño!- UPFm ha llegado a nuestro cuarto a gritos "HAN VENIDO LOS REYEEEEEEEEEEEEES!!!!!!!!!!!!!!!!!!" le hemos perdonado el berrido y el madrugón (estaba TAN emocionada!). Lo que MBO no ha perdonado, lo que ha hecho que MBO invocase a Herodes MUCHO ha sido que UPFm se nos tirase encima de la cama donde todavía estábamos acostados y me berrease a la oreja: "PAPÁ!!!! TE HAN TRAIDO UNA ESCULTURA GRANDÍSIMA!!!!".

Capítulo aparte merecería lo del montaje del puñetero carrito Disney rosita-ideal-de-la-muerte que los Reyes han puesto a mi sobrina. Yo dudo de que un padre sin licenciatura universitaria (superior) pueda acoplar semejante infierno rosa con ruedas. Farfullé bastante pensando en que mi hermano se estaba escaqueando el coñazo en cuestión, aunque dejé de hacerlo cuando recordé que él, por su parte, se chupó en buena parte el montaje del Barco Pirata de los Clicks que le regaló por su cumpleaños a UPFm (el horror, palabrita). Empatados a uno.

Creo que voy a ponerme King's Highway del gran Tom Petty a sonar. Proporciona el ambientillo perfecto y optimista en un día optimista y perfecto dentro de mi casa, aunque ahí fuera esté neblinosillo-pet. Por fin han acabado las Navidades. Hooray!

01 enero, 2006

Shake it out

Ha terminado 2005, ha comenzado 2006. Y éste su seguro servidor lo comienza pelín perjudicado, debo reconocerlo. Lo de siempre, siejkenosepuémezclar. Esta mañana el mismo mantra de cada postjuerga novuelvoabebernovuelvoabebernovuelvoabeber. Pero bueno, bien. Como al final hemos comido una rica ensalada con mucho aguacate y nueces y esas cosas que hacen ricas las ensaladas, viendo Casablanca, que es una cosa que siempre me entona, incluyendo la ya tradicional casi lagrimita con La Marsellaise dirigida por Victor Laszlo, y me he bebido como cuatro latas de cocalait, estoy hidratado, alimentado y con renovadas ganas de juerga. Fantástico, estoy hecho un chaval.

El viernes treinta tuvimos la tradicional copa con el Director General, que por mor del malentendido patrioterismo vitivinícola aragonés (no desde luego por tontadas de boicots, por cierto, siempre ha sido así) se perpetra mediante el servicio de un producto denostable, el Reinante, cava de Ainzón cuya máxima proximidad a las copas debería ser la resultante de su reconversión en alcohol vínico utilizable para sacarle brillo a la cristalería. Pongo la imagen ahí al lado para el caso de que alguien se acerque a vosotros con una botella abierta e intención de serviros. Huid.

Pero claro, después de la copa, y dada la satisfacción del susodicho Director por los resultados del ejercicio (que por cierto me había transmitido en una reunión a dos en su despacho, transimisión digamos suficientemente eficiente como para que haya decidido que me voy a comprar un Mesa Boogie, btw) nos fuimos a comer, y luego a tomar una copa que debieron ser dos, o tres, o yo qué sé. Bien, a las ocho o así decidí ir a comprarle un regalo a MBO dado que la amo (pero eso es siempre, advierto: sereno, cocido o en estado de vegetal resacoso) y no desde luego para justificar la mediana turca que iba llevando. Justo cuando estaba en la joyería eligiendo, MBO -que es algo bruja- me llamó para sugerirme que nos fuésemos al cinematógrafo a ver Matchpoint. Creo que no se me notaba demasiado el torzón parcial; vimos la película con placer -tal vez la comente en algún otro lugar- y luego nos fuimos a comer una tapita. Ahí tal vez estuve más locuaz de lo que debiera haber estado cuando nos encontramos con algunas personas... pero vamos, no recuerdo haber farfullado (suele ser uno de los síntomas más usuales de mis cocimientos; otra gente se pone violenta, insultante o gritona; a mí se me pone sonrisa, estoy en paz con el mundo y farfullo bastante. Nada más).

A MBO le gustó mi regalo, eso sí.

Por lo que respecta a la noche de ayer, día 31, gloriosa. Vaya por delante que, de entrada, me porté bien, que empecé la noche tomando coca colitas con el ingente aperitivo (contención, Hans, recuerda que eres hombre y sólo tienes un hígado). Cenábamos en casa de mis padres junto con unos cuantos amigos de ellos y mi hermano, Su Santa y María, mi adorable-y-malcriadísima sobrina. Una cena muy tranquilita con cinco postres eso sí -hay mucho goloso en la familia, me temo-, en que bebimos unas cuantas botellas de Faustino I Gran Reserva 1994 -que estaba exquisito- y un Marques de Cáceres Reserva como botella de remate, perfectamente prescindible y aburrido como siempre. Tan aburrido que ni siquiera me disgustó. Ahí se quedó, casi.

En la casa de los padres de Hans hay algunas tradiciones en cuanto a la Nochevieja, con una antiguedad que ya supera los veinte años.
La primera es que los amigos de Hans y de HansBro' vienen a tomarse la primera a partir de la 01.00 o así.
La segunda es que a lo largo de toda la noche se va reproduciendo el Coro de Esclavos de Nabucco (el Va pensiero), y se corea a gritos más bien desafinados a partir de la quinta botella de champagne.
Había una tercera, y era que Don Hans Senior y el Dr. X, a la sazón Catedrático de Física en la Uni de Zaragotham -tio de Hans-, vendaban los ojos de todos los amigos de Hans y de HansBro con papel secante de laboratorio (a tal efecto, se procuraba un gran rollo de dicho producto) y seguidamente se procedía al fusilamiento de los citados mediante una escopeta decorativa que no sé qué aventado había regalado a mi padre junto con unas botellas de tinto. La tradición desapareció con el fallecimiento del Dr. X.

No forzosamente las nocheviejas son muy divertidas en casa de mis padres, pero lo cierto es que la de ayer lo fue, y mucho. No tengo mucha conciencia de cuánto champagne tomé, pero cuando abandonamos la casa en el suelo de la cocina debía haber como ocho cadáveres. Sospecho que una parte significativa del asunto era responsabilidad mía.

Y claro, luego se lió. Fuimos al Bar Bacharach, del que ya os he hablado, y que es el garito que definitivamente más me gusta de esta ciudad en este momento, donde pincharon montones de cosas imposibles (¿quién pone el Paint it Black en versión de los Salvajes a las 06.00 de la nochevieja?) y sin embargo perfectamente adecuadas para una noche en que MBO, Michel (a quien ya habéis visto por aquí,) Ana, Vic -que va a casarse con una siberiana muy guapa... este mundo tan globalizado me tiene desconcertado, y mucho más el hecho de que este elemento, mi amigo desde los doce, y que ha estado esquivando asaltos matrimoniales desde los veinte, caiga a estas alturas de la función- y yo nos bailamos hasta la música del telediario. Como diría el genial Dwalks, qué bien nos lo pasemos.


Y a las siete de la mañana decidimos que estábamos muertos de hambre, y estaba lloviendo, y que qué coño íbamos a buscar churrerías, y que nos íbamos a nuestra casa a ponernos tibios de queso francés, unos espárragos navarros cojonudos (no sólo es adjetivo calificativo, es marca comercial), un pavo trufado y un par de botellas de tinto.


No es raro que me haya levantado a las mil y media y un pelín perjudicado, n'est pas?


Feliz año nuevo, amigos.